Superficialidad

Ocram
6 min readNov 25, 2019

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Recientemente me encontré involucrado sentimental y emocionalmente con una persona superficial.

En cierta forma, no entendía como una persona era capaz de ignorar todo sentimiento que pasaba en frente de sus narices, era incomprensible para mí el hecho de no sentir bajo ninguna circunstancia y solo ver por arriba sin profundizar en los hechos, sin analizar, solo viviendo pero no sintiendo.

Me considero una persona muy analizadora de las cosas -demasiado en ciertos casos- y éste análisis que llevo a cabo además de tener un gran complemento racional tiene también uno sentimental pues para poder conocer algo o alguien hasta su profundidad debemos cuestionarlo en todos sus aspectos. En el mundo hay imposiciones absurdas desde hace tiempo que lamentablemente nadie cuestiona. Y eso me asfixia.

Pero a pesar de mi exhaustivo análisis seguía sin poder descifrar cómo una persona era capaz de ignorar cualquier tipo de sentimiento en las diferentes situaciones que la vida le hacía atravesar y eso hizo que cada vez me interese más. Para colmo, mis emociones comenzaron a depender de esta persona sin emoción, sin sentimientos, sin amor, sin sentir. Es decir, mis emociones dependían de alguien cuya principal característica era evitarlas. Mayday dirían en la aviación pues mi situación era crítica.

La empatía es un mecanismo de comprensión bastante efectivo pues qué mejor que entrar en el punto de vista del otro para poder entender su postura al cien por cien. Me propuse entonces ponerme en el punto de vista de una persona superficial. Es decir, ser un superficial.

Ser superficial

El ser una persona superficial no pasa solo por el mísero hecho de ver a las personas a través de los estereotipos físicos impuestos -como mucha gente creé- si no que involucra mucho más. El término de superficialidad viene siendo una discusión permanente desde la época en donde grandes pensadores tales como Sócrates, quien promovía el pensamiento crítico oponiéndose a la superficialidad que rechazaba el análisis profundo. Según los pensadores de esta época la superficialidad era distraerse de una realidad más profunda que podría doler. Es decir, si no buscamos, no vamos a encontrar.

“Una vida que no ha sido examinada no merece ser vivida” — Sócrates

Del otro lado, Nietzsche comenzó la era modernista de la filosofía con grandes elogios hacia la superficialidad asegurando que se debía ser valiente para posarse sobre la superficie, ver la piel, adorar la apariencia, creer en formas, tonos y palabras. Asegurando entonces que la superficialidad no era una elección de cobardes si no de valientes. Luego de esto, llegó el post-modernismo junto con la deconstrucción del concepto de la superficialidad. En esta época, los pensadores tomaron un tono irónico de este concepto asegurando que “ la superficialidad es tan profunda como la profundidad”.

La idea de hacer un repaso por los conceptos que planteaban distintos pensadores no era hacer de esto una clase de filosofía si no, comprender cómo es vista la superficialidad según grandes mentes a través de la historia. Pero mejor volvamos a lo anterior.

El hecho de ser superficial no es necesariamente algo malo pues cada uno es libre de elegir en qué medida quiere que sus sentimientos florezcan y en qué medida quiere que estos desaparezcan. El problema es cuando una persona profunda se cruza con alguien superficial y se crea un duelo en donde -casi siempre- sale perdiendo el profundo.

Superficialidad en las relaciones

Parece muy raro (por no decir imposible) que una persona superficial tenga una relación sentimental o al menos que tenga una conexión espiritual completa frente a la otra persona pues para que esto pase las dos personas deben abrirse en plenitud frente a la otra, cosa que parece difícil viniendo de una persona superficial.

Creo que todos estamos de acuerdo en que el amor es un concepto profundo y que no puede ser llevado a la ligera, cuando uno se enamora debería estar enamorado de cada aspecto de esa persona, sus defectos y sus virtudes, su físico y su interior. Por eso, esto me lleva a cuestionarme lo siguiente:

¿Una persona superficial es capaz de enamorarse?

Me parece -al menos a mí- algo imposible, el superficial se aleja del concepto de plenitud ya que sería profundizar en el espíritu de cada uno y eso es algo que a los superficiales mucho no les gusta. Pues ellos viven así, saltando por la superficie sin entrar en los agujeros que proporciona nuestra profundidad como seres humanos y no es necesariamente algo malo, les recuerdo que estoy dando mi humilde opinión.

Por eso, cuando un superficial se encuentra frente a la posibilidad de establecer una relación este se va a basar en hechos frívolos tales como la apariencia física, su posición social y económica entre otras. O sea que sí, el superficial puede tener una relación pero no encontrar ni sentir la plenitud del amor.

Superficialidad en ámbitos institucionales

Muchas de las invenciones del ser humano son extremadamente superficiales, instituciones tales como la iglesia cuyo objetivo es que el ser humano encuentre su razón de existencia terminan por confiar en un pensamiento genérico de complacer a un dios en vez de profundizar en el ser de cada uno, terminando así por modificar a las personas con mandamientos desactualizados a los tiempos que corren y haciendo que estas se guíen por simples apariencias siguiendo patrones de vida impuestos por estereotipos tales como una familia con un papá y una mamá rechazando y tildando de pecadores a quien no piense como ellos. En ocasiones, el más cuerdo es el más delirante.

Sin ir más lejos el proceso de formación por excelencia elegido por los seres humanos es extremadamente superficial. Imaginen juntar un grupo de personas y que estos sean evaluados solamente por su capacidad de memorizar las cosas y según cuanto pueda memorizar cada uno vayan avanzando hasta conseguir un título de “Memorizador Profesional”. Pues eso, sin ir más lejos, es la educación actual. Un sistema en donde no importa la profundidad de cada persona si no que estos puedan memorizar conceptos para escupirlos en un papel y luego ser olvidados, así funciona. Se presupone que la persona que mejor memorice (el mejor alumno) es un ejemplo a seguir, cuando en realidad no sabemos qué es lo que le pasa dentro de su ser y cuales son sus pensamientos mas profundos, pero no interesa, de cualquier manera esta persona va a ser condecorada con miliares de honores tales como llevar la bandera nacional sin importar si esta tiene pensamientos suicidas o si está pasando por un mal momento en su vida. Según este sistema demagogo, si las notas son buenas indefectiblemente su vida es buena.

Yo

Realmente no pude, no logré ser extremadamente superficial y me costó realmente entender el por qué. Me di cuenta, que la profundidad y el sentimentalismo son conceptos muy ausentes en nuestra vida cotidiana y de a poco, con tal de no deprimirnos, vamos eligiendo el camino de la superficialidad. Nuestros códigos sociales se basan en eso, en conceptos vacíos tales como cuántos seguidores tiene una persona o cuántos likes tiene su última foto.

Esta forma que tenemos de conocer a las personas nos quita la posibilidad de entender la esencia de cada una ya que al mínimo intento de abrirse espiritualmente nos miran extrañados. Por lo pronto, deberíamos entender que no todos somos iguales y que cada uno puede llevar una historia tan impactante como trágica consigo, por eso, no podemos apresurarnos a juzgar a través de los estereotipos, animémonos a conocer y escuchar a cada persona.

Como dijo una vez mi amigo Shrek “Los ogros (personas) somos como una cebolla, tenemos capas”. Estas capas son las que debemos profundizar para conocernos realmente a nosotros mismos como así también a otras personas y evitar quedarnos en el cliché estereotipado de la superficialidad. Animémonos a vivir y sentir la vida en su plenitud.

Referencias:

*Extracto del libro “Desconectado” de Mariano Bondar (Capítulo 9. Página 93)

*Extracto de la canción “Raros Peinados Nuevos” de Charly Garcia

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Written by Ocram

Acá escribo las cosas que transitan por mi cabeza.

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